Estabilización de los vinos

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Una vez elaborado el vino, hay tres procesos clave para su finalización: la clarificación, estabilizado y filtración.

El objetivo de estos tres últimos procesos es evitar la presencia de precipitados o posos en el vino cuando llega al consumidor.

A esto dedicaremos el post de hoy.

En el caso de la clarificación, sirve para eliminar proteínas y materia en suspensión. Para ello se elegirá un clarificante (bentonita, pvpp y cola de pescado son los más usados en el vino blanco y la albúmina o clara de huevo y gelatina en el tinto) y se mezclará con el vino. Se dejará reposar un tiempo para que actúe y precipite arrastrando los sólidos en suspensión del vino que se concentran en la base del depósito.

Después se la clarificación se procede a la estabilización por frio si es necesaria, ya que en el caso de algunos vinos tintos  no es necesaria ya que  son estables frente a la precipitación de ácido tartárico. Para este proceso se enfría el vino para  que precipiten en el depósito las sales de ácido tartárico que no son solubles a menor temperatura. Este proceso se realiza una vez el vino esté suficientemente limpio, habiendo pasado ya por la clarificación.

Por último, se procede a la filtración que eliminará por completo  los restos de la clarificación, de ácido tartárico inestable y la materia en suspensión pasando el vino a través de una capa filtrante con poros muy finos. La forma más habitual de hacerla es con filtros de tierras, de placas o tangenciales.

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